Verdad Escrita. |23|08|2024|
Bolivia se encuentra rezagada en la adopción de la biotecnología agrícola en comparación a otros países de la región. Si bien el uso de semillas transgénicas ha sido clave para impulsar la productividad y competitividad de los sectores agrícolas de países vecinos como Brasil, Argentina y Paraguay, Bolivia aún mantiene una posición cautelosa frente a esta tecnología.
En este contexto, conversamos con Luis Llanos, decano de la facultad de Agronomía de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM), y Fernando Romero, presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Maíz (Anapo), quienes analizaron la situación actual del uso de biotecnología en Bolivia, los beneficios que podría traer su adopción y las lecciones que Bolivia puede aprender de sus vecinos.
Biotecnología
Luis Llanos, decano de la facultad de Agronomía de la UAGRM
—¿Cuál es el estado actual del uso de biotecnología en la producción de oleaginosas en Bolivia? ¿Qué cultivos transgénicos están autorizados actualmente en el país?
—El estado actual es que solamente está aprobado un solo evento de biotecnología para la producción de soya en Bolivia, que es el evento RR Resistente al herbicida glifosato, que fue aprobado en el año 2005. Comparado con países del Mercosur como Paraguay, existe un gran rezago tecnológico, porque ese país tiene aprobados 44 eventos de biotecnología para cultivos de soya, maíz, trigo y algodón.
—¿Por qué se hacen necesarias las semillas transgénicas en Bolivia?
—Es fundamental las semillas transgénicas en Bolivia porque constituyen un salto tecnológico para aumentar la productividad de cultivos de soya, maíz, trigo y algodón, que permitirán aumentar la producción de estos alimentos para garantizar el abastecimiento del mercado interno y principalmente para generar excedentes destinados a las exportaciones, que significan el ingreso de divisas para la economía del país. El impacto de la biotecnología permitirá al país consolidarse como un exportador de alimentos para el mundo como actualmente son los países del Mercosur, como Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay, donde los productores de esos países vienen utilizando la biotecnología desde hace más de 20 años y por eso son más competitivos. En términos económicos, con el uso de la biotecnología del evento en soya Intacta y el evento de maíz BT+RR, se pueden generar alrededor de $us 4.500 millones en exportaciones en el mediano plazo, lo que significa una contribución importante en la generación de divisas para el país.
—¿Cómo incide el uso de biotecnología en la estructura de costos y en la mitigación de riesgos?
—El uso de la biotecnología ayuda a reducir los costos de producción en cultivos como soya, maíz, trigo y algodón, principalmente por una reducción sustancial en el número de aplicaciones de plaguicidas que actualmente se hacen para controlar el ataque agresivo de plagas. En el caso de soya se estima una reducción de costos en $us 62/ha, mientras que en maíz la reducción alcanzaría los $us 81/ha. Además, permitirá reducir y mitigar el riesgo de pérdidas productivas y económicas para cultivos como la soya y trigo, donde el evento HB4 tolerante a sequía puede generar ese impacto y evitar las pérdidas de más de $us 400 millones que tuvieron los productores este año debido a la sequía extrema.
—Uno de los argumentos habituales contra la biotecnología es que ésta beneficiará a los grandes productores en desmedro de los más chicos. ¿Esto es así?
—El uso de la biotecnología beneficia a todos los estratos de productores, pero principalmente a los pequeños agricultores porque su adopción es fácil ya que no necesita de inversiones adicionales ni de expertos técnicos para su producción y eso queda demostrado con las movilizaciones que han realizado recientemente pequeños productores de interculturales de San Julián, Cuatro Cañadas y del Norte Integrado demandando la aprobación de nuevos eventos de biotecnología.
—¿Cómo compara el uso de biotecnología en Bolivia con otros países de la región como Brasil, Argentina o Paraguay? ¿Qué lecciones puede aprender Bolivia de estos países en cuanto a la implementación de biotecnología en la agricultura?
—La comparación se da principalmente en la diferencia abismal que existe en términos de productividad de estos países del Mercosur con Bolivia, en el caso de la soya, el rendimiento promedio de estos países es de 3 toneladas por hectárea, mientras en Bolivia es de 2 toneladas por hectárea, es decir 50% de mayor productividad. Y en el caso de maíz la diferencia de productividad es mayor porque en estos países el rendimiento promedio es de 6 toneladas por hectárea, mientras en Bolivia no supera las 3 toneladas por hectárea. Estas diferencias de productividad hacen a los productores de los países del Mercosur más competitivos y que puedan soportar las caídas de precios que se dan en el mercado internacional como está ocurriendo actualmente y que en el caso del productor de soya de Bolivia quede más vulnerable a que sea inviable para seguir produciendo. La principal lección que se puede extraer de las experiencias de los países del Mercosur es la apertura que tienen sus gobernantes para viabilizar el uso de nuevos eventos en nuevos cultivos, en el entendido de que una de las formas de generar competitividad en la agricultura es el uso de tecnología de punta.
Fernando Romero, presidente de Anapo
—¿Cuáles son los pedidos en concreto que se tienen respecto a biotecnología desde Anapo y cómo se espera que esto incida, en caso de concretarse?
—El pedido concreto es que se acelere la aprobación de los eventos de biotecnología que están siendo utilizados en países del Mercosur, ahora que Bolivia es miembro pleno del mismo, para que los productores bolivianos tengamos las mismas herramientas tecnológicas para competir en igualdad de condiciones. La aprobación de estos eventos biotecnológicos de países del Mercosur debería ser por homologación de los dictámenes de aprobación que han emitido los Comités de Bioseguridad de uno o más países del Mercosur. En principio debería priorizarse la aprobación de los eventos en soya Intacta y HB4 tolerante a sequía, en trigo del evento HB4 tolerante a sequía, en maíz del evento RR+Bt y en algodón del evento RR+Bt. De concretarse estamos seguros que daremos un salto tecnológico importante con una mejora sustancial en la productividad de estos cultivos, aumentando la producción y generando mayores excedentes para las exportaciones. En el mediano plazo podemos llegar a generar más de $us 4.500 millones en exportaciones solo con el aumento de producción en soya y maíz.
Fuente: La Razón